Cómo llenar el vacío existencial: la fuerza de las historias

 

El mito como respuesta al vacío

 

En todas las culturas antiguas, desde los griegos hasta los mayas, los humanos inventaron mitos para explicarse el mundo.

No era solo curiosidad: era supervivencia frente al vacío existencial. El fuego, el trueno, la muerte y el amor se transformaron en historias que ofrecían orden al caos.

Aquellas narrativas compartidas no resolvían las preguntas definitivas, pero las hacían soportables.

Y en esa necesidad de contar y escuchar relatos nació lo que realmente nos distingue como especie: vivir a través de historias.

¿Pero qué ocurre hoy, cuando los viejos mitos se han disuelto y el ruido de lo cotidiano no basta para tapar el silencio interior?

 

El problema del vacío existencial

 

El vacío existencial no es una metáfora: es esa sensación incómoda de que nada tiene sentido. Puede manifestarse de muchas formas, pero en el fondo siempre es la misma herida.

Esto lo vemos actualmente por ejemplo en:

  1. Saturación digital: pasas horas en redes sociales, consumes contenido sin parar, pero al final del día sientes un hueco en el pecho. Internet produce ese efecto, lees cosas durante horas pero con poca sustancia, de forma que te cuesta retener nada de lo que has leído, generalmente noticias sensacionalistas, chismorreos y curiosidades que no representan realmente nadad para ti.

  2. Éxito vacío: alcanzas alguna metas laborales o materiales, te puedes dar pequeños caprichos e incluso la gente dice que eres afortunado,  pero la satisfacción dura poco y pronto regresa la pregunta: ¿y ahora qué? ¿ya está? ¿tengo que seguir en bucle eternamente buscando la próxima recompensa temporal?.

  3. Soledad encubierta: estás rodeado de gente, pero sientes que nadie comparte realmente tu mundo interior. Las relaciones son meros formalismos, clichés y cumplimiento pero en el fondo sabes que a los demás no les importa realmente ni tu ni lo que te pasa por la cabeza

La psicología moderna confirma que esta experiencia está extendida. Viktor Frankl, creador de la logoterapia, ya advertía que el sufrimiento no proviene tanto del dolor en sí, sino de la falta de sentido. Aquí puedes leer un análisis sobre su enfoque: https://ethic.es/viktor-frankl-el-hombre-en-busca-de-sentido

El vacío existencial no desaparece con entretenimiento ni con consumo. Al contrario: cuanto más lo intentamos llenar con distracciones, más crece.

 

La solución: historias que dan sentido

 

Lo que nos salva del vacío no son dogmas ni recetas mágicas, sino la capacidad de construir relatos que sostengan nuestra vida. Esa es la clave: el ser humano necesita vivir en historias para no disolverse en el absurdo.

En la Sincronáutica, entendemos que:

  • Todo es mente, y la narrativa es el mapa que usamos para navegar la realidad.

  • Vivimos en trances producidos por historias. Podemos sufrirlos… o elegir reescribirlos.

  • El vacío no es un enemigo, sino la señal de que necesitamos una nueva narrativa.

Si aplicamos esto al día a día, encontramos infinidad de maneras inspiradoras de usar las historias como antídoto al vacío existencial:

  1. Redefinir tus pérdidas
    No se trata de negar el dolor, sino de darle un lugar en una narrativa mayor. Una ruptura, por ejemplo, podría vivirse como fracaso… o como el inicio de un camino hacia una versión más auténtica de ti mismo.

  2. Convertir los logros en capítulos, no en finales
    Si cada meta alcanzada es el “fin de la película”, la vida se queda sin guion después de los créditos. ¿Y si pensáramos en logros como episodios dentro de una historia más amplia? Así cada éxito suma al viaje, en lugar de cerrarlo.

  3. Buscar dilemas, no respuestas absolutas
    Los mitos siempre giraban en torno a dilemas: amor y odio, creación y destrucción, libertad y destino. En lugar de obsesionarte con respuestas finales, puedes aceptar que tu vida tiene dilemas que te mueven, y que ahí reside la chispa del sentido.

  4. Elegir conscientemente tus símbolos
    Lo que veneramos hoy no son dioses antiguos, sino objetos modernos: pantallas, marcas, métricas. ¿Qué pasaría si escogieras símbolos propios? Un cuaderno, una melodía, un lugar al que regresar. Pequeños ritos personales que sostienen tu historia.

  5. Reescribir tu papel en la trama
    Muchos viven como espectadores de la narrativa colectiva: lo que dicta el algoritmo, la política, la moda. Pero siempre existe la opción de reclamar tu autoría. No eres un extra en la película de otro. Eres protagonista, incluso si la trama aún no está del todo clara.

El vacío existencial no se elimina de una vez por todas. Regresa, como recordatorio de que necesitamos renovar el guion de nuestras vidas. Pero esa incomodidad también es la puerta hacia la creatividad. Donde Sartre veía absurdo, podemos ver posibilidad.

 

Conclusión: el vacío como invitación

 

El vacío existencial no es una maldición, es una llamada a la acción.

Nos recuerda que, como humanos, no podemos vivir mucho tiempo sin una narrativa. Jung lo llamaba “el mito personal”: esa historia íntima que entrelaza nuestras pérdidas, alegrías y decisiones dentro de una urdimbre mayor.

La pregunta clave no es “¿cómo elimino el vacío?”, sino “¿qué historia voy a contar con él?”. Porque incluso la sensación de estar perdidos puede convertirse en el inicio de un relato de búsqueda.

Si estás atravesando ese hueco interior, no necesitas más distracciones. Necesitas sentido. Y el primer paso es reconocer que las historias que vives no son fijas: puedes reescribirlas.

En mi guía gratuita encontrarás las 8 leyes de la Sincronáutica, un mapa claro para recuperar la ilusión y el control narrativo de tu vida.

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